Por Romina Ramazzotti
A principios de Marzo la Selección argentina de handball
femenino consiguió un empate histórico ante la Selección brasilera, actual
campeón del mundo. Pese a que el resultado no alcanzó para traer al país la
medalla dorada (por sistema de diferencia de gol, Brasil quedó primero), el
conjunto dirigido por Eduardo Peruchena logró escribir una nueva página en la
historia del handball argentino.
Como en la mayoría de los deportes amateurs en Argentina,
esta conquista no logró trascender ni siquiera en los blogs del propio deporte.
La pregunta es, ¿qué tiene que hacer el handball argentino para lograr la
difusión que merece?
Es importante destacar que, al igual que en la mayoría de
los deportes, existe una gran diferencia entre hombres y mujeres. El balonmano (así
se dice en España) masculino ha logrado un crecimiento mediático en este último
tiempo. Esto se debe a los grandes triunfos que han conseguido la Selección
masculina y algunos de sus jugadores. Diego Simonet, actual jugador del seleccionado
argentino, forma parte del Montpellier francés, uno de los equipos con mayor
trascendencia histórica mundial.
Es por eso que la pregunta formulada anteriormente, debe
transformarse. ¿Qué tiene que hacer el handball FEMENINO para lograr la
difusión que merece? Parece ser un interrogante bastante difícil de responder. Haber
logrado un empate ante el campeón del mundo y una medalla plateada en los
Juegos Odesur 2014 no es suficiente para los medios masivos.
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El pasado abril, el país fue sede del Panamericano Junior
femenino (categoría sub 20) y el Panamericano Juvenil masculino (sub 18), pero
la única difusión que existió eran los propios jugadores que compartieron sus
compromisos a través de las redes sociales. ¿Quiénes son los encargados en este
aspecto? ¿Por qué no hay interés por parte de las organizaciones encargadas?
Más allá de la poca gente informada, los chicos pudieron disputar todos los
partidos a cancha llena, ya que el “mundo handball” logró presenciar y
disfrutar todos los partidos. En estos campeonatos, la selección Junior
consiguió un tercer puesto y la clasificación al Mundial a disputarse a fines
de junio en Croacia. Y la Juvenil, quien perdió la chance de clasificar a los
Juegos Olímpicos de la Juventud (solo clasificaba el primero), consiguió una
medalla plateada.
Pese a todos estos logros, el handball, y el handball
femenino, siguen luchando para poder sobrevivir ante los grandes deportes que
acaparan toda la atención, por lo menos la de los medios. La respuesta a cómo
cambiar esta sistemática parece no tener respuesta, por lo menos por ahora.
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